Tras el diagnóstico de una enfermedad degenerativa que conduce a la ceguera es natural presentar dudas y tener miedo del futuro.
Toda discapacidad debida a una enfermedad crónica origina un fuerte sentimiento de incertidumbre ante el futuro. La tristeza, la ansiedad y el miedo son sentimientos legítimos. No son buenos ni malos. Son nuestros sentimientos y tenemos que expresarlos.
La pérdida de visión puede producir una pérdida de la autoconfianza y la seguridad. Es normal que tras recibir esta noticia nuestra capacidad de concentración se vea reducida, aumentando la ansiedad y la irritabilidad. Nos sentimos vulnerables. Nos cuesta afrontar las actividades diarias y tendemos a abandonar costumbres y aficiones que antes formaban parte de nuestras rutinas.
Toma tu tiempo para aceptar tu enfermedad. Es muy importante expresar tus emociones y tu dolor. Recolocar tus sentimientos es clave para reiniciar tu vida. Una vida diferente.
Si tras meses de duelo, no logras superar la tristeza, el miedo y la preocupación o has perdido el apetito y te cuesta dormir, es importante saber quién puede ayudarte. Psicólogos y psiquiatras son los especialistas que cuidan de nuestra salud emocional. Pregunta a tu médico o especialista o consulta en las asociaciones de pacientes. De hecho, las asociaciones de pacientes te permiten conocer a otras personas que pueden haber pasado la misma situación que tú. Conocerlas, compartir experiencias, conocer su historia y apoyarte en ellas es la mejor terapia. Estas personas pueden acompañarte en tu camino, informarte y darte apoyo.